Las emociones inteligentes generan climas agradables de trabajo. - Agencias Agencia
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¿Quién no se encontró alguna vez con una secretaria mal humorada al entrar a una oficina? ¿Cuántas veces no recibió respuesta al saludar a un jefe? Estos detalles que parecen insignificantes en realidad son factores importantes que crean un ambiente “tóxico” en las relaciones laborales e influyen negativamente en los niveles de productividad. El experto en psicología organizacional, José Heresi, advierte sobre la necesidad de hacer un manejo adecuado de las emociones “tóxicas”, convirtiéndolas en emociones “inteligentes”para un mejor trabajo.
¿Pero qué es esto de emociones “tóxicas” y emociones “inteligentes”? Heresi explica que día a día existen problemas a los que uno debe enfrentarse, desde los más triviales como el que se nos terminó la pasta dental, hasta más complejos, como un conflicto laboral. Lo importante es que ante cualquier situación estresante, uno sea capaz de manejar adecuadamente la respuesta.
El especialista en relaciones humanas afirma que en el ámbito laboral, en vez de enfadarse, angustiarse, aturdirse, desesperarse o cualquier otra emoción negativa o “tóxica”, es mejor pensar en una estrategia inteligente para resolver el problema y no crear un clima más tenso. “Es mejor controlar las emociones, vigilarlas ante los eventos inesperados logrando concertar con el otro, en beneficio de todos”, señala.
“Somos lo que pensamos; lo que producen nuestras emociones es nuestro pensamiento. Se tiene un pensamiento y éste inmediatamente dispara una emoción, lo que hace que uno se sienta bien o mal”, agrega Heresi.
La capacidad de manejar inteligentemente las emociones, afirma Heresi, está dormida en la mayoría de las personas y lo único que hay que hacer es despertarla y alimentarla con dos actitudes claves: aprendiendo a escuchar y manejando adecuadamente la sabiduría.
Problemas más frecuentes
Problemas más frecuentes
La baja autoestima, el exceso de susceptibilidad y la falta de especificación de funciones son algunos de los problemas más recurrentes que afectan las relaciones laborales de los bolivianos, según advierte José Heresi, especialista en Liderazgo para la Transformación.
La baja autoestima es común no sólo entre empleados sino también en ejecutivos de alto rango. Pero a una persona con baja autoestima –según dice- es más fácil potenciarla hacia una autoestima positiva, que a alguien que cuenta con una autoestima demasiado alta, ésta es candidata silenciosa al “suicidio”, porque está acostumbrada a tener éxito y ante un eventual fracaso, se derrumbará fácilmente.
El exceso de susceptibilidad es otro problema frecuente en el país, sin embargo, crea menos problemas donde el espíritu de la gente es más franco y menos susceptible. En cambio, en las regiones donde hay mucha susceptibilidad, las personas se preocupan demasiado de las reacciones de los demás, lo cual resta energía y baja los niveles de productividad.
Otro problema es la falta de especificación de funciones, que hace que muchas veces se usurpen competencias entre compañeros.
Para Heresi, hace falta que los empresarios inviertan en el capital humano de su empresa, no sólo con capacitación y tecnificación, sino también con la formación en el manejo de las emociones, ámbito en el que existe total “analfabetismo”.
Pensamiento emocional
Está científicamente comprobado que el pensamiento emocional domina aproximadamente el 90 por cierto de los comportamientos humanos. El pensamiento racional, el 20 por ciento.
Está científicamente comprobado que el pensamiento emocional domina aproximadamente el 90 por cierto de los comportamientos humanos. El pensamiento racional, el 20 por ciento.
EL SER HUMANO Y LA RESILIENCIA
¿Hoy está deprimido, triste, enojado? El hecho de que hoy tenga esos sentimientos no significa que mañana siga teniéndolos. A pesar de los acontecimientos desestabilizadores con los cuales se enfrenta día a día, el ser humano tiene la capacidad de la volver a su estado normal, a lo cual se denomina “resiliencia”.
José Heresi explica que por más traumática que haya sido una experiencia (fracaso matrimonial, crisis económica, muerte de un ser querido, etc.), el ser humano tiene la capacidad de recobrar su estabilidad emocional y haciendo una comparación con una poligoma que si es aplastada y luego se la suelta, ésta vuelve a su normalidad. “La verdad de hoy no lo será mañana, porque siempre existe la posibilidad de cambiar”, sostiene.
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